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La semana de regreso a la rutina no pudo empezar mejor. Nuevamente la cultura poblana y la veracruzana están de fiesta, pues el escritor que compartimos recibió en días recientes la condecoración más importante que otorga el INBA: La medalla de oro, que fue otorgada en la sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes por Teresa Franco en representación de Sergio Vela, director de Conaculta. Y todo esto estuvo enmarcado por el aniversario número 75 del autor de El arte de la fuga.
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El novelista, cuentista, ensayista y traductor perteneciente a la “generación de medio siglo”, “casa del lago” o “generación del 32” fue homenajeado por sus amigos Álvaro Enrigue, Carlos Monsiváis, Mario Bellatin y Margo Glantz, además de contar con la presencia de otros escritores como Jorge Volpi, Federico Campbell, Carlos Pellicer Cámara, María Luisa Mendoza, José de la Colina, Consuelo Sáizar, Sealtiel Alatriste, Joaquín Diez-Canedo, Enrique González Pedrero, Anamari Gomís, Myriam Moscona y Rosa Beltrán. Todos ellos lectores, aprendices y herederos de Sergio Pitol.
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Hace no mucho, dentro del marco de la Feria del Libro de Minería, Pitol presentó su más reciente libro Triología de la Memoria editado por Anagrama, que no es más que la recopilación de sus tres libros monumentales: El arte de la fuga, El viaje y El mago de Viena. En este evento comentó que estaba considerando abandonar la pluma, pues teme que con la edad esté perdiendo también la calidad.
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Aún no sabemos si Pitol ya tomó una decisión al respecto. Uno desearía un libro más de nuestro escritor más representativo a nivel internacional, pero, quizá, el derecho a ejercer su renuncia sea también sano y necesario para dejar intacto sus logros y conservar un grato recuerdo lleno de grandeza. Porque estoy convencido que Pitol no dejará de escribir, seguramente sólo se reservará el derecho de publicar por un sentido de autocrítica o simplemente porque considera que ya no tiene nada más importante qué decir.
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Dicen que sólo los grandes saben cuándo retirarse a tiempo.
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Uno como lector cree que Pitol aún nos puede dar más. La última palabra la tiene él y nadie más, estaremos a la expectativa.
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Reflexión fugaz: La UAP encabezada y bien dirigida por Enrique Agüera Ibáñez, se acaba de colgar el éxito rotundo con la realización del WorldMUN. Le recomiendo echar un ojo a Filosofía y Letras, porque pronto unos estudiantes con “gran visión cultural” están por manchar la imagen de la universidad al organizar el Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura, cuya calidad es buena si fuera un encuentro de corte local. Ojalá Alejandro Palma, actual director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP, en quien tengo mucha fe y esperanza, tome cartas en el asunto y se deslinde de este gran fracaso.
