Inventario Juvenil
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Alfredo Godínez

Por un México democrático.

Después de una atropellada salida de Puebla rumbo al DF he llegado a las diez de la mañana a la capital con el firme objetivo de unirme a los muchos que deseamos que México sea un país democrático. En el aire se respira esperanza, pero también incertidumbre. Después de esto no sabemos que pasará, al menos dejaremos como constancia la imagen de un pueblo unido por una causa como hace bastante tiempo no sucedía, me atrevo a decir que desde aquel Tlatelolco de 1968, jamás se había visto una gran movilización donde participan lo mismo estudiantes, campesinos, madres y padres de familia, maestros de nivel básico y superior, electricistas e intelectuales.
Camino por la Lázaro Cárdenas con la comitiva, para después tomar la Madero y así entrar a la plancha capitalina donde ya hay, a ojo de buen cubero, cerca un millón de simpatizantes esperando el arribo de su líder. El sol quema, agota y fastidia. En el escenario se encuentran animando e informando al público de las tranzas ejercidas por el PAN en contubernio con el IFE personalidades de la talla de Jesúsa Rodríguez, Héctor Bonilla, Daniel Jiménez Cacho. Más tarde arriban Guadalupe Loaeza y Carlos Monsiváis. Son casi ya la una y AMLO no aparece, la gente ya quiere verlo, necesita verlo. Por eso anuncian que la tardanza de AMLO se debe al tumulto de gente que se encuentra ocupando las calles aledañas al zócalo y una de las cuales conducen a AMLO al punto de reunión. Y la multitud oye su nombre y aplaude y vitorea. Luego vuelve la calma y en la pantalla empiezan a proyectar el volumen cuarto del documental ¿Quién es el Sr. López? de Mandoki; ahora el tema central es el fraude electoral. Eran ya la una y media de la tarde y la gente empieza a emocionarse porque en la pantalla se ve el arribo de AMLO al zócalo, quien viene feliz, avante, sus hijos le acompañan, los renegados que a su paso están se desviven por tocarle una mano, un pelo, un lo que sea de su líder, es AMLO. Entonces mi moño por la democracia, mi paliacate alusivo al Peje empiezan a tomar sentido y el cielo se nubló, también el aire empezó a soplar, provocando un clima estable y una bandera tricolor ondeando, una insignia viva. Los dioses también se han declarado seguidores de AMLO.
Creí haberlo visto todo, pero ese día no deje de sorprenderme. Primero el montón de gente proveniente de: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas y el Distrito Federal. Algunos calculaban miles, pero son ya casi dos millones, otra cosa que no dejó de asombrarme. Pero sin duda fue una grata sorpresa escuchar a Jesúsa Rodríguez anunciar: “a continuación harán uso de la palabra dos de las mentes más brillantes de México, que digo de México, del mundo: Carlos Monsiváis y Sergio Pitol (Premio Cervantes de literatura 2005), quién más si no el autor de El arte de la fuga para darnos una constancia de que esto es verdadero, él que ha vivido en más de 8 ciudades de Europa, él la conciencia más universal que tenemos en México. Entonces me dije: estás en el lugar correcto. Fueron recibidos por los asistentes con un fervor y un calor, innombrables, inenarrables. Monsiváis, el que siempre habla, sentenció: Los que estamos a favor de López Obrador, "no le concedemos un lugar a la violencia", sino por el contrario, buscamos la legalidad y por ello el reclamo de que se cuente voto por voto. Y rechazó que AMLO sea un peligro para la nación. Otra voz más autorizada no puede haber, sobre todo si está acompañada de la persona más sagaz de nuestra literatura, la más prolífica. Luego es el turno de Eugenia León quien cantó algo especial para la ocasión. Cerca de las dos de la tarde, es turno del Mesías de la nación, de aquel que junta la misma cantidad de personas como en antaño lo hiciera Juan Pablo II. La gente vitorea para después callar y escuchar al pastor, al capitán del barco llamado Democracia, al general del batallón de la esperanza, al emperador del pueblo que sabe que Democracia significa el poder del pueblo. Aquel David que busca derribar al monstruo gigante que no escucha al pueblo, ese que compra, vende y realiza los productos para las empresas ya transnacionales, ya nacionales y/o estatales, y sin cuya mano de obra no existirían, si eso pasara, si la mano de obra de repente decidiera no trabajar más, entonces el monstruo de las mil cabezas y los escasos oídos, caería por su propia cuenta. El silencio, como ya dije, se apropia de una plaza y sólo una voz habla. El vigía dicta sentencia:

No es mucho pedir que haya transparencia. Reafirmemos todas y todos nuestras demandas:
¡Para la estabilidad política, económica y financiera del país… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para avanzar y dejar atrás la cultura política de la desconfianza… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para que todos los mexicanos estemos bien con nuestra conciencia cívica y con nosotros mismos… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para contribuir a la paz social… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para que no siga triunfando el dinero sobre la dignidad y la moral del pueblo… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para que a ninguna mexicana o mexicano que votó el 2 de julio le quede la sensación de insatisfacción o farsa… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para que nunca se cierren las puertas a la democracia… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para mantener en alto el decoro de México… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para fortalecer las instituciones… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para afianzar la legalidad… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para alejar la confrontación irracional… voto por voto, casilla por casilla!
¡Para contribuir a la reconciliación y a la unidad de los mexicanos… voto por voto, casilla por casilla!

Son ya las tres de la tarde y todos retornan a su casa con la encomienda de regresar el treinta del presente mes y no ser dos millones sino cuatro los que asistan y tomen el DF para hacer escuchar su voz.
Por un México democrático, qué otro título puede llevar este relato si no ese. Qué otra voz si no la del pueblo, que son muchos, y no la de los empresarios beneficiados del sistema o los de clase media que ascendieron a la alta, gracias al sistema corrupto de este México que son los menos, pero disfrutan del dinero de los demás.
Uno llega como extraño, sin noción de nada. Pero conforme avanza el tiempo, ya la parafernalia de artículos en venta alusivos al Peje,  ya la gente con playeras, gorras, banderas, bolsas, globos enarboladores de la causa, ya los miles de camiones urbanos y foráneos que formaron por un tiempo parte de las postales del DF con expresiones de apoyo hacia AMLO, vuelven a uno parte de este movimiento y se siente que aún hay esperanza, que tal vez así fue como en antaño se peleó por los ideales en el 68, quizá nos merecemos un México democrático, pero también puede que sólo sea un dulce sueño del que no quiero despertar, pero con muchas dudas he estado caminando, una de esas miles: ¿hasta dónde podremos llegar sin que la fuerza represora de la mano dura, respaldada o quizá ejercida por el Yunque, se entrometa con tal de defender a su títere político?
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