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Cuatro años llevo en el Collhi aproximadamente y muchos rumores pueblan alrededor de mi persona, unos certeros y otros son producto de una mezcla de vaguedad y ficción. La más constante es mi afición por la literatura del Crack, de modo más específico, la creada por Pedro Ángel Palou. Nada lejano a la verdad. El primer acercamiento fue en el curso de Voluntad y Renuncia en la Literatura que tomé en la Casa del Escritor y fue impartido por el autor de Morelos, morir es nada (Planeta, 2007), en aquellos tiempos, dicho autor, aún dirigía la hoy casi inexistente Secretaría de Cultura. Luego en el 2003 para fortuna personal y desventaja de algunos, tuve la oportunidad de dirigir junto con un grupo de amigos, quienes ahora conforman La Fuga Literaria, el 3er Encuentro Interno de Estudiantes de Lingüística y Literatura Hispánica que contó con la participaron: Xavier Velasco, Pedro Ángel Palou, Vivian Abeshushan, Luigi Amara, Alí Calderón y Lorena Ventura. Está mal que lo diga y sonará a confrontación o presunción, pero nadie ha vuelto a organizar un Encuentro de calidad. Aquí la cercanía con Palou García se volvió totalmente pública debido a que el autor de Zapata (Planeta, 2006) el día que presentó su ponencia, agradeció públicamente la invitación que mi persona le extendió, así como aplaudió la calidad de dicho Encuentro. Pero nadie se imagina la ignorancia que yo tenía de la literatura creada por él. Cuando empecé a tomar su curso, comencé a leerlo. Fui creciendo y conociendo al mismo tiempo al maestro, al escritor y tiempo después al amigo. Mi afinidad con este gran escritor poblano es muy reciente.

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Del que sí tenía gusto de haber conocido sus novelas, antes que a su persona, es a Xavier Velasco, mi primer contacto con su escritura fue a los trece, catorce años exagerando, con los textos que publicaba en la revista Switch: Dixionetas en su tinta, ciencia philosa y Música para hacer el amor. Los cuales guardé y almacené en el olvido. Le perdí la pista. Luego vino el Premio Alfaguara de novela 2003 por su célebre obra: Diablo Guardián. Entonces me propuse conocer a Xavier Velasco para agradecerle el haber escrito Diablo Guardián. Muchas son las razones por las cuales uno puede identificarse con Pig o enamorarse de Violetta. Pero sin duda, para algunos inadaptados sociales como yo, esta novela tenía un código que sólo podría ser descifrado por quien militará en un colegio con educación Lasallista y se considerará rechazado social, plasmado prácticamente en el capitulo denominado Huérfano invisible. El tiempo y la causalidad me hicieron conocer a Velasco. Evento que sigo conservando en la mente como si hubiera sido ayer.

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Sigo siendo un gran fanático de lo creado por Velasco, pues hasta ahorita nadie ha tenido el desenfado de escribir con tanta naturalidad y al mismo tiempo ser profundo. Velasco escribe como habla y vive, no hay más. No hay brecha enorme entre el escritor y la persona. Y del Crack, por supuesto que soy su férreo defensor y lo seguiré siendo, pues con ellos me unen dos cosas: la literatura y la amistad. Aquí no hay nexos extraños como muchos piensan, es simple admiración y amistad.